La tiendita de la esquina

A todos, de niños, nos encantaba acompañar a nuestros papas a la tienda de la esquina, esto con la esperanza de que nos compraran algo que se nos antojara. Primero, pedíamos algo grande y si nuestras súplicas u ojitos de cachorro no conseguían ablandar el bolsillo de nuestro papá o mamá, íbamos disminuyendo nuestro antojo a algo que se les hiciera más razonable. ¡Que memorias!

Esto lo traigo a colación ya que estamos en la era de lo grande y súper. Cada año vemos como se abren nuevos centros comerciales, con nuevas tiendas y grandes surtidos de mercancías. Nada más en lo que tiene que ver con abarrotes hay cada vez más establecimientos que nos ofrecen precios cada vez más bajos… con la condición que compres los tamaños institucionales o los grandes paquetes con mucho de lo mismo.

La atención no es personalizada, los dependientes no tienen idea de quién somos y si nos pasamos de lo que traemos en efectivo, si la tarjeta no pasa o si se nos olvido la cartera, tenemos que dejar las cosas ahí, pasar la vergüenza de tener que regresar artículos o todo lo que ya se había registrado.

No entiendo el placer o necesidad que pueda tener alguien de comprar 500 rollos de papel higiénico de un jalón (a menos que sufran de diarrea crónica o tengan que decorar un salón con flores del mismo producto), o 20 barras de jabón de tocador, o 25 kilos de pechuga de pollo, o 48 latas de jugo, o un largo, largísimo etcétera. Esto lo digo para el hogar, no para los que tienen como negocio revender estos productos… como las tienditas de la esquina.

Es cierto, en precios, la tiendita de Don Chuy o Doña Ana no pueden competir, pero ¿Qué pasaría si no estuvieran?

Nada más imagínate tener que ir hasta el centro comercial para comprar una cebolla. O si llego visita, ya estarías conduciendo y batallando por encontrar un cajón de estacionamiento para comprar un refresco de dos litros y un kilo más de tortillas. Cosa que no hacemos gracias a la tiendita. Tiendita en donde te conocen por nombre, en donde te saludan como si fueras un miembro de la familia, en donde si se te olvido la cartera, con un –“No se preocupe usted, luego pasa y me lo paga” nos hacen sentir agradecidos y valiosos.

Los precios no son los mas bajos, pero la comodidad que nos brindan en las compras pequeñas son inapreciables. El patrocinarlos, el comprar en nuestra tiendita de la esquina nos brinda uno de los placeres que las tiendotototas del centro comercial jamás nos podrán dar: un trato amable y personalizado.

Así que deja algunas de las compras para el diario y así poder llegar a tu tiendita, no los abandones en un tiempo en que lo grandote está tomando el lugar de lo personal, así tus niños podrán pasar por la misma etapa que tu. Ser un Comprador Inteligente va más allá del ahorro aparente ¿no crees?